jueves, 22 de enero de 2009


Edad Moderna

La ciudad empezó a cambiar su trazado urbano al adaptarse las nuevas construcciones al gusto de los reconquistadores. Se abre un eje longitudinal al que se añade otro transversal, en sentido noroeste-suroeste, cruzándose ambos en la "plaza de las cuatro calles", la Plaza Mayor (hoy en día, Plaza de la Constitución), y se empezó la construcción de la Catedral de Málaga sobre los cimientos de la mezquita mayor.
A la derecha vemos la batalla en Málaga en 17004.

Las iglesias y conventos construidos fuera del recinto amurallado que empezaron a aglutinar a la población dan lugar a la formación de los barrios de extramuros, como La Trinidad o el Perchel. En esta época tiene lugar la construcción del puerto y su posterior ampliación.
El artesanado malagueño se divide en siete grandes bloques: textil, cuero, barro, metal, madera, construcción y alimentación. Málaga se convierte en un lugar de salida para los excedentes agrícolas de los reinos de Córdoba y Jaén, así como en punto de entrada de una serie de bienes que, al superar la demanda del mercado local, son llevados al interior de Andalucía.
Del siglo XVI al siglo XVIII, la ciudad entró en una época de decadencia, no sólo por las consecuencias que trajo consigo el levantamiento de los moriscos y su posterior expulsión, sino también por las epidemias e inundaciones provocadas por el río Guadalmedina, que se vieron acompañadas de varias malas cosechas sucesivas durante el siglo XVII, epidemias, terremotos, inundaciones, explosiones de molinos de pólvora y las levas de soldados (alistamientos forzosos). A pesar de ello, la población aumentó de 3.616 familias a 4.296.

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